lunes, 16 de diciembre de 2013

PEDAGOGIA, PRÁCTICA PEDAGÓGICA Y SUJETOS DE LA ENSEÑANZA




El texto nos plantea que debemos diferenciar entre pedagogía y práctica pedagógica o práctica de la enseñanza para formular preguntas epistemológicas a la historicidad del saber pedagógico.
Las discusiones actuales sobre la enseñanza demandan, no tanto una reflexión sobre los problemas prácticos y especializados de la enseñanza.
El espacio que convoca la relación de la pedagogía y en la práctica pedagógica es un espacio de saber en el cual unas regiones de conceptos de una disciplina o teoría tienen una forma de existencia social en las instituciones.

Dice la autora que para el análisis con orientación epistemología es necesario recurrir a los discursos que representa las regiones de reconocimiento de mayor fecundidad.

La pedagogía nombra una disciplina que enfrenta en la actualidad un reto decisivo para re conceptualizar aéreas de la didáctica, de tal manera que pueda llegar a plantear métodos y no un método para la enseñanza. El soporte de la pedagogía pero puede pensarse como un simple procedimiento es el método.
La práctica pedagógica nombra los procesos de institucionalización del saber pedagógico, es decir, su funcionamiento en las instituciones educativas. Los procesos de institucionalización  normatiza tanto a la pedagogía como a cualquier otro saber.
Se debe hacer esta distinción para evitar errores:
ü  Confundir docencia con pedagogía. O sea profundizar entre estos dos términos que nos permitirá entender que la pedagogía va más allá de la manera de enseñar.
ü  Confundir la práctica científica con la práctica de la enseñanza. Puede decirse que la práctica de la enseñanza se nutre de la práctica científica y no a la inversa, y que la práctica de la enseñanza es lento para trasformar sus contenidos y las formas de enseñarlos en relación en los avances de la parte científica.
Cualquier tipo de discusión de la pedagogía que la confunda con la docencia y desconozca su historicidad es una discusión estéril.
Debemos también hacer una distinción entre los sujetos de la enseñanza: Por una parte está el que se relaciona con la ciencia, el maestro. Y por otro lado está el docente, no reconocido por su método, sino por el saber que trasmite.
La autora dice que quedo precisado la diferencia entre la pedagogía y la práctica de la enseñanza y que entre ellas hay una relación entre ambas.
Hace referencia a JUAN AMOS COMENIO cuando en su DIDACTICA MAGNA habla de la escuela y de sus niveles: la escuela materna, de letras o común, latina y academia y para estas escuelas nos haba de métodos de enseñanza diferenciando en orden a la edad y al desarrollo de los alumnos.
Comenio plantea varios métodos, para las ciencias, para la enseñanza de las costumbres, de las lenguas, pero que no llega hasta la academia.
Dice la autora que Comenio nos insinúa, que cada saber tendría en la academia su método.
La tecnología educativa es el primer intento de universalizar un método para todos los diferentes saberes. Tiene una respuesta desde un método que se aplica indiscriminadamente a cualquier tipo de saber y a cualquier tipo de discurso; lo esencial es la enseñanza.

HISTORIA EPISTEMOLÓGICA DE LA PEDAGOGÍA O HISTORIA DEL SABER PEDAGÓGICO

Sabemos que para formular preguntas epistemológicas a la Pedagogía se requiere la elaboración de un análisis histórico con herramientas tomadas de la historia de las ciencias.
Para el caso de la Pedagogía, la historia epistemológica sería una herramienta inadecuada, puesto que el tipo de historia se elige de acuerdo con el nivel alcanzado por un discurso.
En este texto se pretende analizar el proceso de fundamentación y constitución del saber pedagógico desde la Modernidad y discutir los principales conceptos fundadores de la pedagogía expuestos desde su historicidad.   Se intenta además, investigar el status epistemológico de la pedagogía y la relación que tiene con otras disciplinas en su proceso de constitución teórica, apoyando tal análisis en los conceptos operacionales de la historia epistemológica.
 
Es preciso tener en cuenta con respecto a la posibilidad y necesidad de la fundamentación de la pedagogía que hay entenderla como un saber o disciplina en construcción y en permanente reelaboración. Es necesario, más que conocer o "dominar" una disciplina, apropiarse creativa o productivamente de la misma  y, en este sentido, estar más bien en capacidad de descubrir o plantear nuevos problemas.  (No se aprende para saber cada vez más o para acumular conocimientos, con un afán meramente erudito, sino por lo pronto, para interrogar mejor, para saber interrogar).

Más que entender el saber pedagógico como un asunto ya terminado, del que solo se pretende su apropiación memorística, se debe trabajar en forma histórica-epistemológica, es decir, elaborando  -o descubriendo, lo que supone necesariamente el enfoque investigativo-  el proceso  específico de su construcción  o constitución  histórica, tratando sobre todo de reconstruir teóricamente el problema que en su momento histórico fue planteado y cómo se le dio una respuesta determinada.
 
Este es el sentido formativo de la historia de la pedagogía.  No se trata de una erudición para alimentar una supuesta avidez de conocimiento (como a veces identifica algún profesor la dependencia que en forma errónea ha hecho surgir con respecto a sus alumnos). Se abandona, pues, el ideal de la erudición o enciclopedismo como fin u objetivo pedagógico en este caso de la enseñanza de la historia de la pedagogía. (Esta sería la más clara "terapia" pedagógica que podría llevar a cabo un educador orientado por un enfoque crítico y epistemológico en su práctica de enseñanza).
 
Este enfoque histórico del saber pedagógico permitirá lograr una apropiación crítica y re-creativa del mismo, porque al entender epistemológica e históricamente cómo se han construido los objetos teóricos al interior del discurso pedagógico, se estará en capacidad  no solo de comprender y conceptualizar los problemas y las condiciones teóricas que los hicieron posibles, sino de poder encontrar y formular nuevos objetos de conocimiento.
 
Una de las razones de la recurrencia a los pedagogos  (o a un autor del pasado) radica en el sentido formativo, que tiene el pensar o el re-pensar los conceptos o teorías pedagógicos que fueron elaborados en un momento histórico determinado.  Habría que reconocer el placer o satisfacción intelectual que ello producirá en quien hiciera este análisis histórico como un inmenso resultado adicional.  Pero, lógicamente este no sería el único resultado esperado. Lo más esencial sería que este contacto (aproximación o apropiación) con el pasado de la pedagogía, como disciplina en formación, pueda afianzar o sustentar cada vez la vigencia actual del saber pedagógico. 
 
No se puede pretender "captar" los contenidos de una teoría pedagógica reduciéndolos a meros "resultados"  -que habría que aplicar en una situación concreta de enseñanza-: ésta es la obsesión por la práctica metodológica que siempre ha tenido el educador, es decir, éste supone que lo que realmente importa en última instancia debe resolverse en la práctica áulica, o sino no debe ser objeto de su consideración. 

 
Es necesario precisar el concepto de reconstrucción asignada a la pedagogía con el propósito de reivindicar su historicidad.  No se trata de entenderla a la manera positivista como la reconstrucción exacta, lo más fiel posible, del pasado del saber pedagógico  -o incluso tal como se la entendía hace unos años-: como reconstrucción del pasado de la educación, haciendo el recuento, desde la más antigua de las civilizaciones, de las diversas formas históricas del sistema educativo.
 
En ese sentido, precisamente, una lectura actual de los autores propuestos, por ejemplo de Comenio, nos debe permitir, al contrario de lo que se pueda opinar, comprender su actualidad, es decir, no leerlo solo en cuanto que como clásico de la pedagogía sea el padre de la pedagogía moderna, y tal vez el precursor de la contemporánea, sino porque al intentar comprender la problematización que estaba haciendo y contextualizar su pretensión con respecto a la educación, estaríamos aprendiendo a hacer lo mismo con respecto a la situación de la educación en el momento actual. Comenio nos sigue enseñando. Su intención pedagógica aún nos está implicando. Por eso aún ahora y sobre todo actualmente nos interesa o nos debe interesar volver a Comenio.
 
De esta forma, su lectura comprensiva, crítica y hermenéutica (es como la forma de interpretar un texto) -no sólo de éste, sino también de los otros pedagogos de la Modernidad propuestos- debe tener un carácter FORMATIVO para nosotros hoy en día: nos formamos pedagógicamente a través y mediante esta lectura, que no es la que hasta ahora se ha impuesto como la única posible, sino la lectura como apoyo a la discusión y a la reflexión, esto es, a la comprensión.

Referencia del autor Comenio

Proyectamos una luz hacia el pasado de un saber, la pedagogía, y ésta nos presenta de pronto toda su problemática. Identificamos no sólo los problemas que se planteaban en el pasado, y sobre todo, por qué se planteaban, -por qué Comenio no es tanto el sujeto histórico que podemos situar con unos rasgos biográficos entre tal y cual fecha, sino cómo y por qué retoma una reflexión que otros, antes de él, venían haciendo como Vives, Ratke, Bacon, Descartes, Montaigne. Locke, etc., con el intento de cambiar una supuesta educación escolástica.
 
¿Qué le debe reconocer la pedagogía contemporánea a Comenio?
 Se puede plantear esta pregunta  no tanto para rastrear el carácter de precursores que se ha empezado a reconocerles a Comenio y a otros pedagogos clásicos con respecto a algunas propuestas pedagógicas actuales como el constructivismo, por ejemplo. No se trata de hacer esta lectura puntual, casuística, para terminar diciendo que algunas ideas actuales, como la de que el educando debe buscar por sí mismo el conocimiento, ya las había anunciado Rousseau. No se trata de volver al pasado de la pedagogía, a las teorías pedagógicas que ya se consideran superadas, ancladas en el pasado, para reconocerles el aporte que hicieron y que aún es vigente en el presente. Estaríamos volviendo al pasado con el enfoque o la mirada del que está haciendo el inventario para ver qué ha quedado de ese pasado, de esas teorías que ya son del pasado, que ya han quedado atrás.  Sería la mirada del erudito que haciendo un balance previo, hace el recuento de todo lo que recibe de un pasado.  No se trata entonces, de volver a la historia de la pedagogía en cuanto pasado, en devolvernos en el transcurso del tiempo. Para encontrar lo que podría ser la fuente original de la pedagogía. No se trata de pretender una reconstrucción exacta en este sentido, de “investigar” qué dijeron exactamente los pedagogos.


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